sábado, 26 de noviembre de 2011

Mi Medianoche Parisina

Uno pensaría que dos películas tan distintas como Inception y Midnight In Paris no tendrían nada en común. Desde los estilos diametralmente opuestos de sus realizadores, uno intimista y emotivo, el otro épico y súper técnico. Hasta los presupuestos de los que generalmente disponen son disimiles.

En lo que ambos si se parecen es en su preferencia por los repartos corales, porque aunque generalmente sus historias giran en torno a un personaje principal, las mismas se ven adornadas por toda suerte de contribuciones por parte de elencos larguísimos repletos de cameos.

De igual modo, estas dos películas no solo contienen participaciones claves por parte de Marion Cotillard, haciendo de etérea musa reveladora de las claves necesarias para que el personaje principal pueda tomar la decisión de resolver su vida y salir de ese bache donde ha girado ya por un buen tiempo. También contienen experiencias extraordinarias donde nos apartamos de la realidad presente y nos vamos en viajes interiores. La una dentro de los sueños, la otra hacia el pasado. Ambas poniendo niveles de conciencia uno sobre otro. Y haciéndolo otra vez. Curiosamente, también presentan lo desgraciado de adentrarse en viajes cada vez más profundos.

80% de la película es Owen Wilson caminando con las manos en los bolsillos


Intenté ir a ver esta producción dos veces durante su estadía en Novocentro Fine Arts Cinema, un cine local. Ninguna de las dos veces pude lograrlo. Irónicamente la misma lluvia que es tan alabada en el filme fue la que me impidió disfrutar del mismo. Por supuesto, uno de los beneficios de la vida actual es el poder viajar sin salir de casa y precisamente eso fue lo que hice al "adquirir" la película y presenciarla en la tranquilidad de mi hogar.

Fue muy placentero ver a un Owen Wilson más relajado divagar por las calles parisinas en busca de si mismo. Nos recuerda a sus buenas intervenciones con Wes Anderson, especialmente la siempre interesante Bottle Rocket donde desempeñó un papel similar, y nos hace olvidar sus más mundanos, pero mejor pagados, trabajos.

El título no cae nada en vano. Paris es tan o más protagonista que el mismo Wilson y el acertado lente de Allen nos la presenta, pues como debe ser mostrada: hermosa, excitante y sensual. Es común encontrar personas que aman esa ciudad y quisieran vivir en ella. Si nunca supo el porqué, vea este filme y entenderá. Rachel McAdams sigue sorprendiendome. ¿Quién diría en 2004 que ella terminaría siento una actriz con futuro, mientras Lindsay Lohan se debate entre la irrelevancia y los tóxicos? Michael Sheen, adorablemente odioso.

De no ser cineasta, Allen podría fácilmente dedicarse a repostero, pues durante todo el transcurso de la cinta, nos estuvo dando de comer deliciosos pastelillos en la forma de los cameos más geniales que he visto en mucho tiempo.

En el aspecto visual, tenemos algunos planos largos, el de la escalinata del Palacio de Versailles (!!!), muy buen uso de la colorización, con una tonalidad cálida y apacible. La música complementa muy bien el trabajo de vestuario y escenario.

La película fue lo que esperaba y al mismo tiempo me sorprendió. Como todo buen arte, el filme trasciende lo que simplemente vemos en pantalla y se convierte en algo más acerca de otra cosa. Subtexto es el nombre del juego.

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